La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.
Jorge Luis Borges .- La Luna
Las chimeneas de los tejados doblegan su altivez cuando se van apagando los candiles del día y me ven aparecer. Fieles soldados guardianes del techo de la ciudad, erguidos en fila para conmemorar en desfile solemne mi lento pase de diosa de la noche. Chimeneas silenciosas de agosto dormidas en el bochorno del verano ¡despertad de vuestro sueño cuando mi sombra argéntea acaricie vuestros tejados!
El cielo comienza a extender su alfombra roja de soles apagados para que mis fríos pies toquen la calidez de fuegos extinguidos por las horas. ¡Disfruto del poder del cénit del atardecer! Contemplo los campos que comienzan a cerrar sus ojos, y los pinto de plata, dibujando un paisaje a mi antojo desde los hilos de marioneta de mi mirada. No sólo soy diosa, sino amante de la seducción.
CORTEJO DE NEÓN AZUL
La noche enciende su luz de neón azul. La fiesta de la penumbra va a comenzar. Mira como se engalanan las nubes para venir a recibirme, trajes de etiqueta de crepúsculos trasnochados. Cortejo de máscaras en salón veneciano. Entregaré mi cuerpo de nácar al mejor amante de luz y sombra que venere mi polisón de nardos.
POSESIÓN DE TINIEBLAS
El cielo baja la luz mientras el erotismo asciende por mis níveos muslos. Soy poseída por nimbos etéreos que se reclinan sobre mí como mariposas negras ávidas de lirios blancos. La cortina negra de la noche despliega sedas vírgenes para guardar celosa la intimidad de los que aman en el silencio de la oscuridad. ¡Las tinieblas tienen celos de nuestros besos!
MANO DE CARICIAS DE PLENILUNIO
Y reposo mi cabeza sobre el amante satisfecho de posesión de plenilunio. Una mano oscura mece y abraza mi deleite de concubina que camina al ritmo de las mareas. Las sombras de sus dedos juegan con las pompas de luz de mi mirada. Respiración acelerada en la noche de ojos abiertos.
CORONA DE SUEÑOS
Mi amante se ha ido dejándome ceñida la corona de doradas huellas de diosa para que vosotros, los humanos, no olvidéis la soberanía de mi aureola. Contemplad como el cielo entero se rinde en amoroso homenaje a mi cuerpo, como las nubes engalanan esa tiara de flores negras que brotan en el pensil de los sueños.
INSOMNIOS
Y me despojo lentamente de mi corona de rasos para volver a ser princesa y niña de tus desvelos. Insomnios de anhelos son mis pasos navegando en el crucero de la noche. La tormenta de pasiones va amainando mientras peino con mi luz tus ojos brillantes de cristal de avellana.
CUALQUIER NOCHE SALDRÁ EL SOL
No soy ese sol que ambicionas para que alivie tus penas de noches de luna llena. Tendrás que esperarle con la paciencia del reloj de arena. Ahora la palidez de mi luz se ha ido a posar en tu rostro nacarado, en el mío están ardiendo tus pesares ¡Niña, deja ya de trenzar las brumas y el azabache!
OJOS DE LUNA
Soy la pupila nívea de ese ojo sagrado que te mira pero no te ve. Contemplo el baile de caracolas de tus ojos: no son como los míos. Veo en ellos surcos de ríos de diamantes que brillan al reflejarse en mi pupila. No, yo no tengo lágrimas, se las presté a las estrellas para que cumplieran todos tus sueños fugaces y secaran tu llanto.
LOBOS
Oigo aullidos de lobos sobre la muralla de la madrugada. Prepara tu barbacana, princesa, y huye al castillo de la inaccesible montaña. Llena sus fosos con tu llanto de amapola para que garras licántropas no puedan alcanzarte. Luego suspira en la ventana de una de esas almenas, quiero asegurarme de que siguen latiendo tus labios de caramelo.
Velaré tus sueños con cabeza altiva, cubriré tu piel de plata. La ciudad duerme la noche entre los tules de mis velos. La arrullo con mi nana:
“Soy farol sin farolero, sol sin día, perla sin concha, novia de blanco sin enamorado. Duérmete, mi niña, que los sueños que no se duermen jamás podrán ser soñados”.