viernes, 27 de julio de 2012

LA NOCHE DEL DÍA



Biarritz (Francia)

Fotografía: Marisa Vegas



( VOCES SILENCIOSAS VII )



LA NOCHE DEL DÍA


Faro de la noche,

amante silencioso de la luna,

duerme tus ojos guardianes

el azul de la luz del día.

Costas sumergidas en la oscuridad,

huellas del alba que las difuminan.




No siempre el amanecer

ilumina los naufragios de la travesía,

en la noche arden sueños ígneos,

 teas que trazan con su fuego

los surcos de la piel del mar.




Solo hay luz

si existe la noche.



lunes, 16 de julio de 2012

Fuga en arcoíris



He llegado a ese bar siguiendo las baldosas plateadas del laberinto. La luz es un diálogo del cielo con la tierra mediada por las nubes. Estoy con amigos y entre risas y argumentos, lo veo escribir, mirar el tiempo y escribir. Él sólo toma un café y escribe. Lo hace con intensidad, lo hace como si fuera un alumno aplicado. Yo lo miro hacer. Una vez que termina, me mira fijamente, deja el papel sobre la mesa y se va. Sí, se gira y se va del bar. Yo miro la hoja blanca y escrita que flota sobre la mesa con el pocillo de café como faro en el mar del navegante. Y antes de que venga el mozo y se lleve el pocillo y la hoja, me levanto y cojo ese folio anclado a la mesa. Lo guardo en mi bolso. Ya en casa leo y releo.

Quiero compartir con ustedes las letras escritas y halladas en ese naufragio:



FUGA EN ARCOÌRIS

Ventana.

Se levanta de la cama para sacar su cuerpo del letargo en el que lo han dejado las últimas imágenes de un sueño recién soñado. Detrás de la ventana, una mujer se bebe, despacio, la luz de la luna. 

Fiel a su condición de peatón de la noche, se pone una camisa y toma de su escritorio un lápiz al azar. Saca una hoja de uno de los cajones de la biblioteca y comienza a dibujar su sueño. Tira a la basura la primera versión de su boceto y también la segunda. Van quedando en su mente y en sus borradores las imágenes de una mujer suspendida en el centro de un terremoto. La tierra abriéndose como la boca de un lobo en una noche de lobos, devorándose sin piedad el cuerpo de los sueños. Gobernada por el instinto, su mano va dibujando una mujer en la ventana, sí, definitivamente es una mujer en la ventana mientras la tierra se va abriendo como un volcán recién nacido, y después, después él mismo atravesando la escena como un ángel de fuego que camina hacia la mujer por el incendio sin arder.  

Mira el boceto a través de la penumbra que se dibuja en la noche, lo cree cierto, lo siente verdadero. Entonces, casi sin pensarlo, prepara el caballete, las paletas y los pinceles para enfrentarse a ese desorden primordial que antecede a la creación. En esos momentos el desorden lo va inundando como en una estampida de animales, lo emborracha de imágenes y colores, hace girar su mundo a la velocidad de la tierra. Comienza a pintar con trazos rápidos y veloces sobre la tela blanca. La quietud de la ciudad en la madrugada contrasta con el remolino de su cuerpo batiéndose contra la tela limpia, sus manos parecen una bandada de pájaros copulando en una tarde de primavera, vomitando en su aleteo inquieto azules viejos, amarillos tenues y rojos profundos. La tela cede, deja su virginidad en cada pincelada, abre sus muslos nuevos y blancos para que entren en su morada los colores que quieran entrar. Sus manos olfatean colores de otro siglo, mezclan, combinan, capturan la inocencia de esos tonos como a ratones desconcertados, garras de acero aprisionando un arco iris en fuga...

Cuando la bestia de la creación lo deja libre, se aleja y observa la pintura: Una mujer y un hombre saltan desde una ventana hacia el volcán del deseo, gritan colores mientras caen, gimen placeres mientras sueñan, se desploman únicos en el precipicio del tiempo.


Nota: el autor del fragmento ha preferido mantener su anonimato pero muchos de ustedes sabrán identificarlo ya que son seguidores, lectores y comentaristas asiduos de su blog y su magnífica prosa. Su exquisito estilo es inconfundible…

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